Sólo hace algunas décadas atrás la
violencia de género era tabú. El maltrato a la mujer, que en ocasiones podía
acabar con su muerte, socialmente se aceptaba como episodios íntimos que se
vivían en el seno de la pareja. ¡Cómo ha cambiado desde entonces, como mínimo
en las páginas de los diarios, en la televisión y en la radio!
¿Pero qué pasa con las muertes por
suicidio? Leía hace una semana en La Vanguardia que en España fallecieron por
esta causa 3.539 personas en el 2012, frente a las 1.915 que lo hicieron por
accidente de tráfico. Mientras que de estas últimas se habla, y mucho, de las
primeras no. Se silencia su muerte. ¿Por
qué?
La respuesta la daba en el mismo
artículo la presidenta de la Asociación Después del Suicidio–Asociación deSupervivientes (DSAS), Cecília Borràs, quien aseguraba, que la mayoría de
periodistas confiesan que los manuales
de estilo prácticamente “prohíben” abordar el tema del suicidio por el supuesto
efecto cadena.
Yo sigo firmemente convencido que
hay que romper con este silencio, ¿pero cómo hacerlo? Pese a que la
comunicación, gracias a la irrupción de Internet y especialmente de las redes
sociales, es cada vez más compartida por los ciudadanos, los medios de
comunicación todavía juegan un rol clave en el asunto.
Días después de leer esta
información decidí abrir el debate entre mis más allegados, entre ellos una
periodista, que ha trabajado durante años en varios medios de comunicación y
que ha vivido en su propia piel esta norma, en ocasiones no escrita, de no
informar de los fallecimientos por suicidio.
Me explicó entonces algo para mi
desconocido. Habitualmente, las noticias de suicidios llegan a las redacciones
de los medios de comunicación a través de los periodistas de sucesos, quienes trabajan
codo a codo con los bomberos y los cuerpos de seguridad. Profesionales
acostumbrados también a moverse en los pasillos de los juzgados, a escudriñar
los detalles de asesinatos, estafas y robos. Es su cometido.
Un problema de salud pública
Pero los datos están ahí y en los
últimos años algunos expertos sanitarios han empezado a dar un toque de
atención sobre el impacto de este tipo de muertes y el dolor, el vacío y la
incomprensión que, en ocasiones, viven los que deben seguir conviviendo con
ello.
Así que en los medios de
comunicación se ha empezado a cambiar el enfoque porque poco a poco, aunque sea
a pasos lentos, empiezan a ser los periodistas especialistas en el ámbito de la
salud y en programas de cierta sensibilidad social donde se empieza a abordar
el suicidio, como un problema de salud pública, que es lo que es. ¿Será está la
vuelta de tuerca necesaria para que definitivamente se hable de ello?