Leo en la prensa que a partir del
próximo 1 de octubre, el Ministerio de Sanidad impondrá un copago del 10% para
una cincuentena de medicamentos de dispensación especial que se ofrecen en los servicios
de las farmacias de los hospitales para enfermos graves que sufren patologías
como cáncer, hepatitis o esclerosis múltiple.
Parece que estos políticos, los de
aquí y los de allá, no tienen fin. Primero vino el euro por receta en
Catalunya, que ha quedado afortunadamente en stand by, después el decreto del Gobierno central que deja patas
arriba el sistema sanitario, hasta el momento equitativo y de acceso universal
y ahora, por la puerta de atrás y sin ningún tipo de afán de diálogo ni con los
profesionales de la salud pero tampoco con el resto de las formaciones
políticas se sacan de la manga esta nueva medida, que se ceba con los más débiles.
Parece que con ello recuperen la
teoría de la selección natural de Darwin porque no me atrevo ni a pensar en
otras selecciones étnicas más contemporáneas. Me pongo en la piel de un enfermo
de cáncer y recupero la noticia, firmada por la periodista Celeste López, que
ayer se publicó en el diario La Vanguardia. El coste sanitario para una persona
que debe combatir esta enfermedad –seguro que todos tenemos a alguien muy
cercano que la ha sufrido o que está en ello- se ha triplicado en cuestión de
poco tiempo.
Al nuevo copago que impone ahora
el Gobierno central, se le suma un incremento reciente en el precio de otros
medicamentos que le son necesarios y también la eliminación reciente del
catálogo del Sistema Nacional de Salud de fármacos que consumía hasta el momento.
Algunos me acusaran ahora de
demagogo pero ante esta medida sólo me viene a la cabeza una imagen, la de las
manifestaciones que el Partido Popular, con el apoyo de plataformas a favor de
la familia (católica, claro está) organizaba hace algunos años en las calles de
Madrid, durante la etapa del Gobierno Zapatero, en contra del aborto. Hablaban
de atentado a la vida, de asesinos de niños y no sé de cuantas historias más.
¿Y ahora qué? ¿Ustedes, señores
del PP que han empuñado esta nueva resolución ya publicada en el Boletín
Oficial del Estado, no atentan ahora con la vida de aquellos que se encuentran en
medio de la desgracia de tener que combatir una larga, dolorosa y ahora costosa
enfermedad? Todo ello me parece de una soez increíble, en la que me quedo,
simplemente, sin palabras.
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