No tengo miedo a morir, tengo miedo a sufrir. Ésta es con toda probabilidad uno de los pensamientos que azotan a muchas personas enfermas que entrevén el final de sus días. Y sino que se lo pregunten a la mayoría de médicos y especialmente enfermeras, que todos los días están al lado de estas personas.
Pensaba yo en ello justo este domingo, tras ver el extraordinario programa La buena muerte del periodista Jordi Évole y especialmente la reflexión de su último testimonio, Carlos, un enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) que pide la legalización de la eutanasia. “Ha llegado la muerte y se jode todo. Ahora vas a sufrir. ¿Por qué? A mi déjame morir en paz. Nada más”, alega.
Dejando aparte el debate de la eutanasia, en ocasiones muy vinculado a creencias culturales o religiosas muy arraigadas a cada uno, lo que me parece de denuncia es la situación que se vive en España, un país en la que no se garantiza que todos los ciudadanos puedan tener acceso a un final digno, a poder morir en paz.
Así lo aseguraba el propio doctor Marcos Gómez, uno de los impulsores de los cuidados paliativos en España. Los cuidados paliativos ayudan a mejorar la calidad de vida de los pacientes y sobre todo a hacerlo sin sufrimiento y dolor, precisamente lo que preocupa más a la persona que se encuentra postrada en la cama, a la espera de su final.
Según los expertos, en España faltan la mitad de las unidades de cuidados paliativos que serían necesarias. Pero ello, “a diferencia de las cirugías de élite o los trasplantes no interesan, porque no son brillantes”, aseguraba en el reportaje el propio Marcos Gómez. Y yo iría más allá: ni venden ni dan votos.
Porque al fin y al cabo implantar y generalizar los cuidados paliativos no es garantizar el acceso a un derecho de los ciudadanos, que también, sino sobre todo una obligación.
Porque al fin y al cabo implantar y generalizar los cuidados paliativos no es garantizar el acceso a un derecho de los ciudadanos, que también, sino sobre todo una obligación.
Maravilloso reporyaje el de Jordi Évole, que junto con la serie de reportajes en torno al final de la vida de Jon Sistiaga que está emitiendo #0, nos ponen en un momento "caliente" en torno al tabú de morir, dejar morir, cómo morir .... hay tantos interrogantes¡¡
ResponderEliminarDos cosas me quedaron bastante claras anoche, la primera que Carlos debería ser dueño de su destino, sea el que sea, el que él quiera que sea.
Y en segundo lugar me quedó claro que el Dr Gomez Sancho tiene "las manos atadas" por falta de medios. Carlos tiene miedo a sufrir y el Dr, especialista en paliativos podría aliviar su sufrimiento con lo que Carlos podría disfrutar de su vida y familia más allá, incluso, de lo que él cree.
¿Dotar con más medios a las unidades de paliativos cambiaría el debate sobre la eutanasia a corto plazo? Yo es la reflexión que he sacado de todo lo que he oído, pero podría estar equivocada
Seguiremos escuchando
Gracias Josep por ser valiente y tener un blog en el que uno puede hablar de estas cosas sin que le llamen friki
Isabel Pérez Espeso
Me gustaría recomendarles el libro "Alma de color salmón" de Olga Bejano...les hará pensar...un abrazo con los dos brazos bien abiertos
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