domingo, 30 de abril de 2017

Una oportunidad para el talento enfermero

Sin pasión no hay talento y quien tiene talento tiene una oportunidad. No son palabras mías, son palabras de Zulema Gancedo, enfermera que tras 18 años en la gestión ha vuelto a la asistencia, pero con una nueva mirada. “No he vuelto a hacer asistencia como antes, ahora mi intervención se inicia y se acaba con la aportación enfermera, ofreciendo un servicio finalista”, explicaba hace unos días durante su visita en Barcelona.

A esto le llamo yo empoderamiento enfermero. Esta enfermera, como muchas otras, ha abierto camino en la profesión, apadrinó, el pasado viernes, los premios #Tenimtalent (Tenemos talento), unos galardones auspiciados por la Societat Catalano-Balear d’Infermeria que se estrenan como novedad y que se dirigen a enfermeras y enfermeros jóvenes que despuntan y cuya aportación tendrá un futuro impacto.

Decía recientmente Dolors Juvinyà, la primera enfermera catedrática de Catalunya y una referente en el mundo de la docencia, que a la profesión enfermera “le falta conciencia colectiva, capacidad de reconocernos entre nosotros mismos, para sumar y avanzar”. No puedo estar más de acuerdo con ella.

En una profesión, como la enfermería, tan ávida de reconocimientos sociales, llega el momento no sólo de reconocer y poner en valor la aportación de quienes me preceden –las enfermeras somos así, olvidamos con demasiada rapidez aquellos que pudieron ser nuestros referentes-, sino especialmente de identificar los valores, el talento y las iniciativas de los que llegan pisando fuerte, muy fuerte.

Enfermeras y enfermeros como Alba Arocas, Míriam Rodríguez, Iris Lumillo, Adrián Márquez, Elisabet de Mingo, Noemi Bellido, Jael Lorca, Ester Risco, Irene Calabrés, Ariadna Sánchez, Jordi Mitjà e Irene Batuecas, Ariadna Graells y Laura Porto, que hace sólo unos días fueron galardonados por su talento.

Aquella tarde, en la sede de la Academia de Ciencias Médicas y de la Salud de Catalunya y Baleares, donde se hizo entrega de los galardones, se respiraba un poco de emoción contenida y sobre todo ilusión, mucha ilusión. ¿Quién dijo que las jóvenes generaciones de enfermeras no ponen pasión en lo que hacen? Porque yo allí vi mucha y de la buena.

Antes de cuestionarnos nuestra visibilidad o nuestro reconocimiento social, quizá deberíamos hacernos una pregunta previa y ser capaces de mirar hacia adentro. ¿A estos jóvenes talentos, el resto de enfermeras y enfermeros  les dejamos lucir?

Cuando yo era un enfermero joven hablábamos del denominado techo de cristal, aquella limitación que nos ponían otros, de manera consciente o inconsciente, para impedir nuestro crecimiento profesional. ¿Pero qué hay del techo de cristal formado por algunas enfermeras y enfermeros que impiden que el resto de profesionales, mayoritariamente jóvenes, sean capaces de sobresalir?

Todos conocemos algún caso, seríamos capaces de poner algún ejemplo. ¿Las enfermeras y enfermeros más seniors, realmente les facilitamos las cosas? O en ocasiones, les acompañamos un poco, sólo un poco, y cuando estos profesionales empiezan a crecer, a coger velocidad para empezar a adelantarnos por la izquierda y la derecha, les ponemos la bota encima por miedo. ¿Miedo a qué?, me pregunto.

Pero lo cierto es que hay decenas, centenares y miles de jóvenes enfermeras y enfermeros, ahora mismo invisibilizados por nuestro propio colectivo, que esperan una oportunidad para sacar a relucir su talento. ¿Les dejaremos por fin que empiecen a brillar? 

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo contigo Josep. Solo añadiría que entre los que fueron seniors para mí, tuve la suerte de encontrar quien me enseño y ayudó a crecer. Pero la verdad y tristemente abunda más lo contrario, que también he tenido el disgusto de palparlo. Dejando de lado lo personal, creo que lo más grave de las enfermeras es que nos puede "EL PODER" y "LA ENVIDIA", y como consecuencia de ambos nos encantan las "capillitas" y la mediocridad.
    Espero y deseo, que las nuevas generaciones mejor formadas globalmente y con mayor sentido profesional y menos proletario que la mayoría de las enfermeras de mi generación, sean capaces de abominar de la mediocridad y eliminar los bandos y capillas.
    Animo y adelante, para todos y sobre todo para los jóvenes. La realidad es tozuda y exige cada vez más colaboración y calidad.

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