Nuestra sociedad vive de espaldas a
la muerte, la oculta, casi la niega. Y cuando llega el momento la gestiona con
prisas como respondiendo a un deseo inconsciente de archivar lo antes posible
el triste episodio y al mismo tiempo, deseando que su recuerdo perdure en las
generaciones futuras.
Estas son algunas de las reflexiones
previas que se incluyen en el prólogo del libro Aproximaciones en torno al mundo de la muerte, presentado esta
semana por Grupo Mémora y Servicios Funerarios de Barcelona, en el que 14
intelectuales –periodistas, escritores, filósofos, profesores y catedráticos
de distintas disciplinas-, reflexionan sobre el significado de la muerte y el
vínculo con la vida.
Aunque muchas veces no nos demos
cuenta, la muerte, como capítulo intrínseco de la vida, está presente en
nuestro día a día más cotidiano. Este seguramente es el vínculo de todas las
reflexiones que se incluyen en este libro, que recoge un ciclo de conferencias
que se organizó en Barcelona hace ya algunos años.
¿Cómo mueren los protagonistas en
una ópera? ¿Y en el teatro? ¿Y en el cine, y en la música francesa? ¿Cómo
fueron los grandes de entierros celebrados en Barcelona? ¿Cómo explotan el eje
más turbulento de la muerte los medios de comunicación?
Algunas de estas preguntas
encuentran respuestas en este libro, que ha contado con la colaboración de
intelectuales como los historiadores Roger Alier y Anna Casanovas, los
periodistas Joan Anton Benach, Montserrat Quesada y Lluís Permanyer o el actor
Enric Cusí.
Viajamos también en torno a la muerte
de la mano del filósofo Francesc Torralba, que en su conferencia realizó una
aportación que a mí me parece un poco sorprendente. “Si mueres serenamente es
porque tienes la convicción de que la muerte te ha llegado en el momento justo,
ni antes ni después”, asegura.
Me impactó revisar estas palabras en
el libro. ¿Es que no hay personas de 50 años, a quienes todavía no les toca
morir, pero que acaban falleciendo por una enfermedad, que al inicio del
proceso afrontaron con rabia, tristeza, negación, pero que finalmente y, de manera
admirable, acaban asumiendo su muerte con entereza y serenidad?
Parece que el epílogo de la vida, que es la muerte, empieza a resquebrajar este gran tabú de nuestra sociedad. O como mínimo libros como este lo intentan. Ahora queda el gran trabajo individual y colectivo de romperlo definitivamente, de una vez por todas.
Parece que el epílogo de la vida, que es la muerte, empieza a resquebrajar este gran tabú de nuestra sociedad. O como mínimo libros como este lo intentan. Ahora queda el gran trabajo individual y colectivo de romperlo definitivamente, de una vez por todas.
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