domingo, 24 de febrero de 2013

Rompiendo el tabú del suicidio

Hace pocos meses conocí a Cecilia Borràs. Fue a través del Hospital de Sant Pau que coincidí con esta mujer de Barcelona, de aspecto aparentemente frágil pero de carácter fuerte, para hablar, junto con dos enfermeras, de la asociación que acababa de crear con el fin de dar voz y romper el tabú de una de las muertes más silenciadas y dolorosas que existen.

Cecília Borràs es la madre de Miquel, un joven con una vida aparentemente normal, estudiante de diseño, grafitero, sociable, rodeado de amigos y con una relación estable, pero que a los 19 años de edad, decidió quitarse la vida arrojándose al metro. Su nombre pasó a engrosar la lista de muertes por suicidio, que actualmente ya es la primera causa de defunción externa entre los jóvenes en nuestro país.

Cada año en España se producen 3.500 suicidios, aunque se calcula que en realidad se producen el doble de muertes de este tipo. Es la primera causa de muerte entre los jóvenes de entre 30 y 44 años y ya supera la cifra de accidentes de tráfico. Los suicidios tienen una prevalencia de entre 7 y 8 casos por cada 100.000 habitantes y por cada suicidio consumado se producen una treintena de intentos.

Si la muerte es un tabú, la muerte por suicidio es doblemente tabú. Nadie habla de ello y, en la mayoría de ocasiones, el suicidio genera cuchicheo y morbo. La entidad Después del Suicidio-Asociación de Supervivientes pretende generar un espacio de encuentro para las familias víctimas del suicidio, con el objetivo de compartir experiencias, ofrecer apoyo y acompañar en el proceso de duelo.

El suicidio es, ante todo, una muerte silenciada. Los medios de comunicación no escriben sobre ello y generalmente si se hace es para ilustrar sucesos, donde el asesino acaba suicidándose. Pero nunca se habla de este tipo de muerte porque existe un pacto no escrito en las redacciones de periodistas. ¿La razón? Que supuestamente motive otros casos similares.

Últimamente este pacto parece haberse resquebrajado. La crisis económica y la desesperación de quienes se ven obligados a enfrentarse al desahucio de sus viviendas parece haber incrementado las muertes por suicidio, como mínimo en los medios de comunicación.

Estos sucesos remueven las conciencias de una sociedad, que, de manera creciente, dirige su dedo acusador hacia los dirigentes de determinadas entidades bancarias y algunos políticos, que permanecen pasivos e impasibles a la hora de poner fin a las posibles causas que generan dichas situaciones.

Tras el suicido, aparece en los cerebros de los familiares el martilleo constante de la pregunta por qué? Y sobre todo un sentimiento de culpabilidad creciente. De pensar que en algún momento podrían haber detectado algún indicio que hubiera ayudado a sospechar para impedir el triste desenlace, en ocasiones motivado por un trastorno psiquiátrico.

Porque una de las cosas más importantes que aprendí de mi encuentro con Cecília Borràs fue que en el suicidio no existen responsables ni culpables, ni respuestas ni explicaciones. Sólo víctimas y supervivientes. 

6 comentarios:

  1. Penso i crec que el tabú que es produeix al voltant del suicidi es deu en gran part a l'esglèsia católica que condemna a tot el que es suicida i de pas reprimeix el voltant del suicidat, quan aquest voltant està format per persones que pateixen, no solament per la pèrdua d'un ésser estimat, si no també per "l'estigma" amb el que es condemna al suicidat

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    1. L’Església Catòlica és una font inesgotable de contradiccions i faria falta molts llibres per escriure tot lo deplorable del seu passat i present, però no podem oblidar que la nostre ànima es lliure i que por tant podem seguir la nostra consciencia o si es prefereix, la nostra veu interior i obviar els dogmes externs amb els que no estén d'acord. Pot ser que si l’Església és culpable, sigui per culpa nostra.

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  2. Valiente, cobarde, generoso, egoísta, voluntario, condicionado, etc, etc. Tantos calificativos podríamos poner a esta forma de acabar con la vida que conocemos, que en mi opinión no podemos generalizar nuestro juicio sobre el suicida; pero lo que si podemos, es generalizar nuestra generosidad hacia las familias del fallecido, desde la humildad de quien reconoce su ignorancia sobre la vida y la muerte.
    Ángel Conesa

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios. El suicidio aún es un tema poco conocido y el hecho que se hable de ello, desde una perspectiva que rehuya el morbo y que trate estas cuestiones desde la seriedad, es básico. Estoy de acuerdo con vuestros comentarios: lo importante es no juzgar, en ningún caso, sino acompañar a las familias y a los amigos, que, al fin y al cabo, también son las víctimas.

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    1. MI visión personal me hace ver dos partes del problema,
      1ª ¿Por qué se ve el suicido como una solución a los problemas?
      2ª El dolor de los supervivientes
      El silencio provocado por el tabú sobre la muerte por suicido esconde la trágica dimensión que está tomando el problema.
      Hablar abiertamente sobre el suicido, evitar los tópicos, especialmente con los intentos fallidos, que siempre deben ser tomados como una llamada de auxilio, es el camino que debe tomar nuestra sociedad.
      Estoy en Tarragona, quisiera organizar una charla sobre prevención del suicidio y los supervivientes. Un familiar que me habló abiertamente de sus intenciones suididas me alertó del problema, debido a mis creencias espiritualistas me lo tomé muy en serio y hablé con él, sufría una fuerte depresión y nadie pensó por un momento que tuviera esa idea en la cabeza, pero creo que eso le salvó la vida (no el hecho de ser espiritualista, si no hablar sobre el tema)
      ¿Crees que podríamos organizar una conferencia, un coloquio con profesionales, con familiares? en poco tiempo han habido varios suicidios e intentos de suicidio en nuestra ciudad.
      Quiero hacer algo.
      Un abrazo.

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